sábado, 2 de abril de 2016

No hay bien otorgado que olvide la Fortuna



[...] Menos envidia teme escarmentado
que venturoso: el mérito procura
los premios aborreces escarmentado.

(Francisco de Quevedo)

... "Como el ígneo ser alado", "las flechas de un querubín trastornado"... son imágenes que remiten a moldes clásicos, al igual que la forma, la factura del poema. Ahí reside la magia; verso a verso se desgrana ese optimismo sustentado por la confianza en una justicia de vida; un tema actual, una cuestión que atañe al ser humano de ahora, pero que es atemporal a su vez, y por ello se puede retrotraer a la poética clásica sin causar extrañeza. Exprimir las posibilidades del tiempo, ese el privilegio del que escribe ahora; aunar referencias para encontrar una voz propia.

Aunque haya sido quemado,
de mis cenizas resurjo
como el ígneo ser alado
que a mi mente acude ahora
al ser por mí venerado.

Aunque haya tocado el fondo
de este mar al que he llegado,
es mi deber remontar
y tomar aire prestado
que me devuelva a la vida
de la que era yo fugado.

Aunque sin más de mis sueños
yo haya sido despertado,
y como caído del cielo
la realidad me he encontrado,
he de volver sin demora
a tener un sueño airado.

Aunque mi corazón sangre
y haya sido envenenado
por una de las flechas
de un querubín trastornado
sé que volverá a latir
por la pasión desbocado.

Y aunque parezca mi fin
por vencido no me he dado
porque sé que en esta vida
no hay ningún bien otorgado
que con tiempo la fortuna
a su entrega haya faltado.

                    Diego Piqueras, 1º Bachillerato

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