viernes, 15 de julio de 2016

Miedo

Llena tu alma de jirones;
y la congela y se para,
separa como si amara
separar los corazones.

Las noches en Babylon,
te tiemblan las manos.
Vas buscando algo de acción,
todo esfuerzo en vano.

Rastrear cualquier rincón
por si va a atacar
la noche de Babylon,
tienes que escapar.

No puedes dormir, despierta,
llega la ansiedad.
Aunque duela, da la alerta,
algo duele de verdad.

Y no es envidia, no es pena,
no es pereza ni apatía,
es el demonio que frena
cada futura alegría.

“Para empezar, diré que es el final,
no es un final feliz, tan solo es un final.
Pero parece ser
que ya no hay vuelta atrás."


                                               Rubén Aguilar, 1º Bachillerato

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