Poesía, amor; siempre se identifica esa turbulencia del alma con su expresión lírica... pero sólo el poeta sabe lo que guarda en el corazón; a pesar de ser dueño de la palabra, a veces esta no es suficiente para silenciar la ruptura de su espíritu.
Me has acariciado,
me has acorralado.
He paseado,
con los pies descalzos sobre tus piedras.
Y te prometo
que tengo mas heridas en el corazón abiertas.
Ibas y venías,
nunca te quedabas,
pero siempre volvías.
Quiza lleve la sal en las venas,
y por eso lloro cuando me roza las piernas.
Pero es que ese desastre,
me acogía como si fuera su amante.
Me adormecía en lo que para mi era hogar,
y me brillaban las pupilas cuando me iba.
Quiza tu me enseñaste a amar,
aunque para decir tu nombre;
le tenga que quitar al verbo,
su primera vocal.
Emilia Ramos
No hay comentarios:
Publicar un comentario